José de Jesús Vázquez Hernández

Año nuevo, vida nueva, es un tema de canción, si bien es una indicación que viene al caso cada año nuevo que comienza, y éste no es la excepción, igual nos espera una vida nueva, entre luces y sombras para una mayoría de mexicanos afectada de enojo, irritación e impotencia, por el reciente gasolinazo, impuesto a pesar de la promesa del presidente de México, de que no habría más gasolinazos.

El problema del alza elevada al precio de los combustibles, la gasolina magna, premium y diésel, es por el efecto que produce en toda la economía y repercute en la clase más pobre, al desembolsar más dinero cuando acude a la gasolinera a surtir el tanque de su vehículo, quien al transmitirlo a los usuarios crea una reacción en cadena que afecta al transporte y demás servicios.

El que le quiten a uno un centavo de su bolsa y más cuando se considera injusto, no es nada agradable, decía un amigo, “todo marcha bien, mientras no me afecten mis intereses”, igual aplica para los gobiernos, las relaciones alternas se mantienen con algunos pequeños ajustes, pero cuando de repente las cosas cambian abruptamente en perjuicio de una de las partes, entonces la relación se pone en entredicho.

Esto es lo que pasa ahora entre pueblo y gobierno, el gobierno requiere de mayores ingresos para gastar más, para mantener sus altos ingresos porque no los reducen, para pagar las elevadas deudas, los grandes desfalcos de tantos servidores públicos… el elevado costo que origina la obesa burocracia etcétera, ingresos que dependen del bolsillo de un pueblo empobrecido.

Casi fue una amarga navidad, la noticia del alza elevada de la gasolina, ha sido un golpe duro, aumentado al grado de saber que en Zapopan y la Zona Metropolitana de Guadalajara su precio sería aún mayor al de otras regiones, lo anterior consecuencia de malas administraciones de gobiernos de ayer y hoy, que en lugar de construir refinerías, venden petróleo barato e importan gasolina cara.

Dejemos el tema de enojo y volvamos al año nuevo y vida nueva, en ese contexto, lo mejor es darle gracias a Dios por un año más de vida y pedirle que nos de salud para este que inicia, igual aprovecho para agradecer a los directivos de este prestigiado periódico que nos da la oportunidad de manifestar nuestras inquietudes y ejercer nuestro derecho a libre expresión.

Igual quiero desearles a todos los lectores un buen año, no obstante las dificultades que traiga consigo, a mis amigos y compañeros que reciben mi colaboración y saludos y tienen a bien leerla y hacer algún comentario al respecto,

gracias y confiemos en que estas continuas crisis, un día se conviertan en nuevas oportunidades y este año nuevo sea menos lesivo de lo que pinta. ¡Feliz año! jjesusvah@hotmail.com

Diciembre 31/2016

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