José de Jesús Vázquez Hernández

Eduardo del Rio García, conocido como “Rius”, no tenía pelos en la lengua, dicho coloquialmente, escribía y dibujaba y en las dos áreas era un maravilloso pedagogo, con pocas palabras y expresivos dibujos presentaba de manera amena y polémica sus ideas con tendencia crítica y socialista, lo que le dio para ser reconocido a nivel nacional y tras fronteras.

Este distinguido y polifacético personaje, originario de Zamora, Michoacán, falleció en Tepoztlán, Morelos, el martes 8 de agosto del año en curso, a los 83 años de edad, después de una larga trayectoria en la que dejó un gran legado en libros y cuentos, en los que plasmó su pensamiento agudo y crítico en contra de todo aquello que le parecía incongruente.

Recuerdo allá por los años sesenta, cuando leía los Supermachos, yo estudiaba y vivía en ese tiempo en la casa de los papás de Pedro Orozco “Pedrín”, cuando Pedro en ese tiempo formaba parte de un grupo de artistas que ponían en escena obras de teatro de carácter infantil en el teatro Experimental y otros más, en una ocasión le comenté a Pedro, por qué no representaban a los Supermachos.

Sugerencia que le pareció oportuna y no perdió tiempo para acudir con su director Luis Gómez Beck a comentarle tal posibilidad, quien según me platicó el mismo Pedro, éste se fue de inmediato a la ciudad de México a solicitar el permiso del escritor para ponerla en escena, habiendo recorrido posteriormente casi toda la República con este escenario, incluidas ciudades de los Estados Unidos.

Algunos de los personales que integraban el grupo, fueron el propio Luis Gómez quien interpretaba a Chon Prieto; Pedro Orozco, la hacía del famoso personaje Caltzonzin; Javier Robles de don Perpetuo del Rosal; José Varela, del Boticario, entre otros, a quienes yo conocía y con quienes tuve más adelante una gran amistad por el trabajo que nos ligaba.

De acuerdo con los datos obtenidos iniciaron en 1967 con dicha puesta en escena y lograron alrededor de dos mil interpretaciones en toda la República, lo que casi les dio para participar en la película “Calzonzin Inspector” que interpretaría  Alfonso Arau y un gran elenco de artistas, eso hizo que me aficionara a leer a este gran autor del humor y de la crítica.

De acuerdo con su hija Citlali del Río Flores, su papá fue un hombre querido y respetado por millones de mexicanos, “fue un hombre íntegro, digno, brillante y se mantuvo lúcido hasta el último suspiro, nunca hizo una concesión en vida y nos heredó ese legado, por eso en su velorio no habrá símbolos religiosos, ni se oficiarán misas en su nombre”.

No todo fue para él vida y dulzura, según sus biógrafos, conoció la pobreza en sus años mozos, vivió en vecindades de la ciudad de México y con frecuencia recurría a los comedores públicos, pero su madre católica lo ingresó en el Colegio Salesiano de Huipulco donde ahora se localiza una estación del tren ligero, además fue monaguillo, si bien, poco le durarían estas devociones.

A partir de su primer trabajo como telefonista en la Funeraria Gayosso, donde se relacionó con el director de la revista Ja Ja del periódico Excélsior, quien lo invitó a colaborar y desde ese tiempo comenzó una exitosa carrera como “monero” en varias publicaciones, además de una infinidad de libros y cuentos que le dieron fama y fortuna y siempre se expresó sin pelos en la lengua. ¡Que descanse en paz!

jjesusvah@hotmail.com

Agosto 12/2017

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