José de Jesús Vázquez Hernández

A propósito del comentario del presidente de México, Enrique Peña Nieto en relación a englobar la corrupción como un “tema cultural” de los mexicanos, resulta inapropiada si nos remitimos al análisis que hace el jesuita Francisco Xavier Clavijero (1731-1787) sobre el Carácter y costumbres de los mexicanos (2013) sintetizado en un pequeño folleto localizado en el Stand de la UNAM de la FIL del año en curso,

Este autor nos presenta un estudio acerca de la vida y costumbre de los mexicanos que nos antecedieron y señala: “las naciones que ocupaban estas tierras antes de los españoles, aunque muy diferentes entre sí en el lenguaje, y parte también en sus costumbres, eran casi de un mismo carácter” y solamente observa la diferencia que produce la diferente educación.

En ese orden, refiere que este estudio lo realiza con imparcialidad y apunta “no reconozco en mí cosa alguna que pueda preocuparme en favor o en contra de ellos” y continúa exponiendo algunas de las características más notables de los mexicanos que habitaron estas tierras antes de la llegada de los españoles y ya después de la conquista.

Define a nuestros antepasados de “complexión flemática, encanecen y encalvecen más tarde que los españoles y no son muy raros entre ellos los que arriban a la edad centenaria… son y han sido siempre muy sobrios en la comida, pero es vehemente su inclinación a los licores espirituosos”, y considera que eso se debe a la abundancia de semejantes licores y a la impunidad de la embriaguez.

Sus almas son en lo radical como las de los demás hombres y están dotados de las mismas facultades, sus entendimientos son capaces de todas las ciencias, como lo ha demostrado la experiencia, son hábiles geómetras, excelentes arquitectos, doctos teólogos y buenos filósofos, pues en los concursos muchos hábiles criollos llevaron el primer lugar.

En ese contexto aclara que su voluntad es sensible a las pasiones, pero éstas no obran en sus almas con aquel ímpetu y furor que en otras, son por su naturaleza serios, taciturnos y severos y más celosos del castigo de los delitos que del premio de las virtudes, el desinterés y la libertad son de los principales atributos de su carácter, pues el oro no tiene para ellos todos los atractivos que tiene para otros.

Señala que en la composición del carácter y cultura de los mexicanos y de las demás naciones entra lo bueno y lo malo, pero lo malo podría en la mayor parte corregirse con la educación, afirmación muy acertada, que debe ser tomada en cuenta para deslindar la conducta actual tendiente a la impunidad y corrupción de los mexicanos como una cultura señera de un pueblo adquirida desde sus orígenes.

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Diciembre 3/2016