José de Jesús Vázquez Hernández

Con el nuevo modelo educativo de “aprender a aprender” dio inicio este ciclo escolar 2017-2018 en todo el país, el cual según el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer, por cierto uno de los posibles candidatos a la presidencia, considera que se trata de una nueva pedagogía implantada por la reforma educativa y que será básica para el sistema educativo mexicano.

De acuerdo con el titular de la Secretaría de Educación, quien dice que se trata de un nuevo enfoque en la pedagogía, para que los alumnos razonen, que entiendan lo que están aprendiendo y para ello se requiere cambiar la dinámica de las tácticas pedagógicas además de los contenidos, para que los programas y planes que tenían una gran extensión tengan ahora mayor profundidad.

Sin duda que es un modelo que ha predominado siempre, desde las primeras letras hasta el fin de algún ciclo escolar, una carrera técnica o una profesión se estudia para aprender, para capacitarse para realizar alguna actividad en la vida, y desde hace años se prepara a los docentes con capacitaciones y diplomados en competencias docentes para aplicar nuevos métodos en la enseñanza.

Ese nuevo método de aprendizaje, si no va ligado con el acompañamiento de valores que complementen la formación de las personas, no solamente para un trabajo o cualquier otra actividad técnica o profesional, si no para ser una mejor persona que no piense solamente en sí mismo, sino en que somos parte de una sociedad en la que todos estamos involucrados para bien o para mal.

Los padres de familia, según encuestas publicadas, requieren, demandan y están de acuerdo en que la educación sea impartida con valores y algunos de los más señalados son, el respeto, la honestidad, responsabilidad, humildad, solidaridad entre otros más que son esenciales para complementar la formación social de ciudadanos reflexivos y pensantes.

Suele comentarse que la instrucción se da en la escuela y la educación en la familia, algo de razón debe haber en este aforismo, sin embargo, no se puede separar del todo, dada la interrelación mutua que implican ambos senderos, al mismo tiempo que se instruye se educa y de la misma forma se educa cuando se instruye para el pensamiento crítico que requiere la vida.

Para lograr el objetivo se necesitan docentes capacitados y desde luego con actitud de asimilar los cambios que ahora propone la Secretaría, para que apliquen con responsabilidad los nuevos métodos a sus alumnos y se formen realmente con principios que fomenten el desarrollo de una sociedad más participativa en la solución de los problemas que nos afectan.

No bastan los buenos deseos, se requiere de disciplina, talento, “habilidades técnicas y oportunidades de ejercitarlas, recursos materiales distribuidos con equidad… además de la experiencia de los maestros, de las familias y de los alumnos mismos, sus quejas y propuestas cotidianas y no solo sus discursos en eventos” como suele suceder cuando no se tienen los consensos suficientes.

Allí está el programa de la reforma lista para iniciar su aplicación, por ahora lo conveniente será observar sus avances en el proceso de aplicación formal, que sin duda tendrá que adaptarse a los diferentes espacios territoriales de acuerdo a las propias necesidades, pues la regla debe tener algunas excepciones que apliquen en determinadas situaciones para bien de los educandos.

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