José de Jesús Vázquez Hernández

De algunos años a la fecha se han establecido tanto en la iniciativa privada como en asuntos de gobierno, objetivos, metas, indicadores y líneas de acción con el fin de hacer una medición de avances o retrocesos en la consecución de un fin, que en el caso de las autoridades sería conformar integralmente un objetivo con estrategias que conlleven a lograr el bienestar general de sus conciudadanos.

En ese tenor Jalisco cuenta con equipos que planean y tratan de medir los avances que cuentan, dejando a medias o bien sin hacer mención algunas de las carencias que afectan a la ciudadanía y dan mucho de qué hablar, pero poco se les atiende, lo que agrava la percepción virtual del problema al dejar pasar las cosas para que se borren de la memoria colectiva o bien bajarle intensidad.

Uno de los recursos que nos mantienen informados de todo aquello que es perceptible de medir, es un “Observatorio Ciudadano” que mide la calidad de vida y una de sus denominaciones es “Jalisco como vamos” en el que ciudadanos observan y realizan estadísticas sobre cómo avanzamos, si vamos bien o en todo caso hay cosas que enmendar.

En ese proceso se observan puntos estratégicos sobre la actuación de algunas dependencias fundamentales como vienen a ser los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, aunadas las organizaciones públicas descentralizadas OPD y todas aquellas instituciones que reciben recursos públicos para su funcionamiento, incluyendo los poderes federales, estatales y municipales.

Cada institución con todas sus atribuciones debe rendir cuentas claras a quienes con sus impuestos cooperan para que el estado lleve a cabo con puntualidad el ejercicio de sus facultades, si bien se han estado realizando esfuerzos por mejorar en aquellos puntos débiles que son más notables y ofensivos para el ciudadano común, aún falta mucho por hacer.

Como ejemplo uno de los azotes que sufrimos los habitantes, no exclusivos de un solo lugar, sino de la mayoría de ciudades y poblaciones de México es el robo y la inseguridad, que lleva consigo el homicidio, la desaparición forzada de personas no solamente de paisanos, sino de otras latitudes, como la ocurrida recientemente en Tecalitlán, la tierra que dio origen al mariachi, donde según nos informan miembros de la policía detuvieron a ciudadanos italianos que no aparecen.

Algo muy grave que algunas autoridades tratan de minimizar sus daños, pero son acciones que dejan huella y afectan la imagen de un país y en este caso concreto la del estado de Jalisco, un estado que se ha caracterizado por su gente amable, hospitalaria, innovadora y trabajadora, que por sus tradiciones y costumbres es un referente nacional en muchos aspectos.

De allí la importancia de que un tema que se mide, pero que en lugar de mejorar se retrocede, ya sea por impunidad o corrupción, es un indicador que debe de reforzarse y establecer líneas de acción más efectivas para corregir en temas de vital importancia y que si bien se avanza en combate a la desigualdad, se arrastran rezagos en ecología e inseguridad, por lo que no basta con medir, si no se proponen metas para enmendar el problema.

Febrero 24/2018

jjesusvah@hotmail.com

(imagen cortesía del internet)