José de Jesús Vázquez Hernández
A propósito de la ley, me viene a la mente la expresión latina Dura lex, sed lex, que al español quiere decir, la ley es dura, pero es la ley, y la palabra impunidad proviene de un vocablo latino impunitas, cuyo significado es la falta de castigo, es la ausencia de una pena a quien ha cometido una falta o un delito y la autoridad competente conociendo de ella no aplica el castigo correspondiente.
Actualmente sobran los ejemplos en México, la sociedad y las comisiones de los Derechos Humanos, constantemente levantan la voz y la pluma para hacer denuncias y recomendaciones, derivadas de investigaciones en las que se acreditan violaciones a los derechos humanos vulnerados a las personas por actos de acción u omisión de autoridades y servidores públicos.
Estas recomendaciones, además de asentar los hechos y los conceptos de violación, contienen puntos y señalamientos específicos con la finalidad de erradicar conductas violatorias de los derechos de la persona, si bien no son vinculantes u obligatorias, si pasa a ser un documento púbico que revela el abuso o las anomalías de ciertos servidores públicos.
En la actualidad existen aún varios casos donde tanto la ley como la impunidad están en zozobra, porque a pesar de las denuncias y de las recomendaciones, persisten las violaciones que esperan ser sancionadas debidamente por las leyes de la materia, lo que ante situaciones acreditadas aún sin resolver legalmente, se convierten en una cultura estimulante del crimen.
Para combatir la impunidad se han creado nuevas leyes y formas de aplicarlas, se han impartido cursos y seminarios, en fin una serie de organismos como los nuevos juzgados penales y las contralorías, creadas con el fin de vigilar el uso transparente de los recursos públicos, que en algunos casos resultan peor que la enfermedad, o los vicios a combatir, donde se forman grupos de poder que se auto protegen entre sí.
En este embrollo existen casos como el de Apatzingán, Ayotzinapa, Nochixtlán, Tanhuato y el de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación CNTE quienes, según dicen, en defensa de sus derechos, violan otros derechos para presionar con sus expresiones violentas al gobierno para que de plano les conceda todo lo que piden sin nada a cambio.
Definitivamente, no es, ni ha sido fácil, poner orden en cualquier lugar, casa, organización, gobierno o país; hacer de más o dejar de hacer lo que se tiene que hacer, es motivo de reflexión y la aplicación de normas, no con rudeza, pero sí con firmeza, pues de seguir manteniendo las cosas sin resolución, crean situaciones que afectan el desarrollo social, económico y democrático de México.
Agosto 20/2016