José de Jesús Vázquez Hernández

Fue tan sorpresiva La visita de Donald Trump, que no nos dio tiempo de reflexionar si la visita de un personaje tan polémico y tan ingrato con los mexicanos, porque de ellos ha recibido en su país mano de obra barata, además de haber sido cercenadas grandes extensiones de nuestro territorio, incluidas las múltiples expresiones y calificativos vertidos en contra de los mexicanos.

Lo más seguro fue que así se planeó, rápido y sin dar oportunidad a preguntar si el pueblo que se siente incomprendido y hasta ofendido por las declaraciones de Donald Trump, estaba de acuerdo  o no que este poderoso candidato fuera invitado a nuestra casa, a nuestro país, pues de lo contrario y de acuerdo a las reacciones posteriores no hubiera logrado aprobación.

Suele decirse que las amistades se eligen, los familiares no, en este caso suele suceder lo mismo que cuando uno invita a nuestra casa, primero se eligen a las personas con las que nos liga amistad o algún compromiso familiar, con la finalidad de que no acuda algún invitado inesperado que altere o ponga en entredicho la fiesta.

Después de esta visita inesperada, pero realizada y con ventaja para el invitado, o tal vez se invitó solo, el caso es que fue recibido por nuestro presidente y a pesar del protocolo y del buen recibimiento, pues convenía tratar asuntos importantes para ambos países, pero de manera particular para los mexicanos, que de una o de otra manera dependemos en mucho de ese gran país.

En este caso se tenía la percepción o tal vez cierta esperanza de que cambiara la opinión que tiene de los mexicanos, a quienes generaliza, pero también el axioma que reza describe una realidad cuando señala, genio y figura, hasta la sepultura, y querer influir en un personaje con las características del invitado, a tiempo o a destiempo, resulta hasta algo ingenuo.

La reacción no se dejó esperar, a las pocas horas de haber cruzado la frontera, hizo señalamientos “non gratos”, recalcando lo que reiteradamente ha venido manifestando en contra de quienes, no por gusto, sino por necesidad buscan un mejor porvenir para ellos y sus familias al emigrar a costa de grandes sacrificios en busca del supuesto sueño americano.

De ninguna manera quiere decir que no tengamos buenas relaciones con vecinos que más que a ellos, nos interesa a los mexicanos, pero eso no le da derecho al invitado de calificar con la misma regla a todo un pueblo que se esfuerza por salir adelante con todo el peso que representa la carga burocrática y las malas decisiones de algunas de nuestras autoridades.

Por ahora solo nos resta tomar lo positivo de las crisis, que además de lo negativo, nos debe impulsar para mejorar y cambiar, las percepciones negativas que se tienen de los habitantes, si no a corto plazo, si a mediano y largo plazo, con una mejor educación, honesta y transparente administración y en lo sucesivo tratar de elegir a nuestras amistades y evitar las non gratas.

jjesusvah@hotmail.com

Septiembre 3/2016