José de Jesús Vázquez Hernández

Cada año que se conmemora el día internacional de la mujer, a partir de que esta celebración fue institucionalizada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), suele hacerse un balance de logros, así como un recuento de las condiciones prevalecientes que afectan la vida de la mujer y un esbozo hacia donde apuntarán sus armas en el tiempo que viene.

 

En el transcurso de la historia, ya la Biblia en Génesis 3,16 nos habla de las penalidades que enfrentará la mujer Eva (dadora de vida) una vez que desobedecieron el mandato de su Creador; “…a la mujer le dijo: Tantas hare tus fatigas, cuantos sean tus embarazos: con dolor parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu deseo y él te dominará”.

 

Desde ese momento la mujer ha venido sufriendo de generación en generación las penalidades allí descritas, unas más, otras menos, pero en su dimensión poco ha logrado a pesar de su constante lucha, primero por el voto y mejores condiciones en el trabajo, ahora solicitan igualdad con el de los hombres, o sea, que a trabajo igual, se pague un salario igual.

 

Después de ser instituido en 1975, el día internacional de la mujer, “…con la finalidad de llamar a la unidad hacia la igualdad de género y el empoderamiento de todas la niñas y mujeres del mundo” a partir de esa fecha han sido muchos los acontecimientos que han rodeado la lucha emprendida por las mujeres, que de acuerdo con las estadísticas son más que los hombres.

 

Ya desde hace tiempo las mujeres han logrado vencer varias barreras, desde la igualdad entre hombres y mujeres proclamada en 1945 por la ONU, lo que les ha dado la oportunidad de salir de sus hogares y liberarse de alguna manera de la tutela de su marido en busca de un trabajo igual o mejor que el de su pareja, situación que analistas consideran ha afectado la unidad de la familia tradicional.

 

En ese contexto la mujer se ha empoderado y compite contra los hombres en toda clase de actividad, encontrando hoy mujeres que participan en labores en las que anteriormente solo eran desempañadas por hombres, tanto en labores como en deportes, incluidas las instituciones de educación, pobladas casi en igualdad de hombres y mujeres, situación que hace algunos años no se observaba.

 

Por lo pronto la mujer no cesa en su lucha, exige mayor seguridad en su persona, igualdad, respeto y representación equitativa en los diversos sectores de la población y desde luego en la vida política de su país, todo ello es lícito y permitido con tal de que el tejido social no se vea debilitado por la ausencia de la mujer en el hogar, dada la importancia que tiene como formadora y educadora.(foto mujeres integrantes del Grupo Madrugadores)

 

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Marzo 11/2017