José de Jesús Vázquez Hernández

La corrupción también tiene señalado un día del año para recordarla, cuando la sufrimos todos los días, resulta que la Asamblea General aprobó la Convención de las Naciones Unidas contra la corrupción en octubre del 2003 mediante la resolución 58/4, misma que entró en vigor en 2005, por lo que se declaró el 9 de diciembre de cada año como “Día Internacional contra la Corrupción”.

La finalidad de esta declaración, según dicen, fue aumentar la sensibilización respecto de la corrupción, así como el papel que puede desempeñar la Convención para prevenirla y combatirla, porque se trata de un delito grave que frena el desarrollo económico y social de toda sociedad, pues ningún país o región está inmune a este nefasto flagelo que impacta las estructuras sociales.

De acuerdo con los estudios de los analistas, cada año se paga un billón de dólares en sobornos y se calcula que se roban 2.6 billones de dólares anuales mediante la corrupción, suma que según dicen equivale a más del 5% del producto interno bruto mundial con gran impacto en la educación, la salud pública, la justicia, la democracia, la prosperidad y el desarrollo.

El Secretario General, Ban Ki-moon, señaló: “En el Día Internacional contra la Corrupción, los invito a reafirmar conmigo nuestra determinación de acabar con el engaño y la falta de honradez que amenazan la Agenda 2030 y de buscar la paz y la prosperidad para todos en un planeta sano”, una invitación muy razonable, que se dice fácil, pero requiere ser honesto y honrado.

Lo importante de este señalamiento, es que se rompa la cadena de la corrupción desde las diferentes esferas sociales y que la sociedad logre adquirir conciencia de la importancia de unirnos contra la corrupción por los daños que ocasiona, que no se confunda que se trata de un modo de vida de explotar, de sobornar, de aprovechar los cargos públicos para obtener beneficios personales.

México es señalado como uno de los países donde impera con gran desatino este nefasto flagelo que ha sumido en la pobreza a gran número de habitantes, mientras un reducido porcentaje de personas se enriquecen cada vez más a costa del sacrificio de la mayoría de mexicanos quienes desconfían de las instituciones que deberían de combatirla, pero que se involucran en ella.

Deseamos que estas dedicaciones, influyan para crear mayor conciencia en la sociedad y en las autoridades para que se avance en la aplicación de la ley cuando así se requiera por el daño que provoca a pesar de lo mucho que se publicita, y a veces hasta se convierte su combate en lema de campaña por quienes nos gobiernan, olvidando su propósito una vez obtenido el objetivo.

Recordemos esa frase que suele repetirse frecuentemente, “el peor enemigo de un gobierno corrupto es un pueblo culto” pues según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, se calcula que en los países en desarrollo se pierde, debido a la corrupción, una cantidad de dinero diez veces mayor que la dedicada a la asistencia oficial para el desarrollo.

 

jjesusvah@hotmail.com

Diciembre 10/2016

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