José de Jesús Vázquez Hernández

Ahora que nuestra Constitución Mexicana de los Estados Unidos Mexicanos acaba de cumplir cien años, es menester dar una mirada retrospectiva acerca de sus orígenes y cómo fue que se gestó y las penas que ha sufrido a través de su historia por tantas adaptaciones y violaciones de que ha sido objeto la misma, sobre todo por quienes deberían de cumplirla y hacerla cumplir.

Los analistas dicen que ha sufrido más de seiscientas enmiendas o parches que la pobre me hace recordar a un tío que vivía y trabajaba en el rancho y su esposa cada vez que se le rompía el pantalón de pechera le ponía un parche de mezclilla de otro pantalón viejo, de tal manera que el pantalón en uso resultaba con más parches postizos que con tela original.

Seguramente los chavos y chavas de la actualidad nos dirán que esa es la moda, pues entre más rotos usan sus chores o pantalones de mezclilla, más los presumen, pero entonces no era la moda, y tampoco la Constitución es algo que deber estar a la moda, sino que debe cumplir la función social, política y económica de una sociedad democrática.

Ha sido norma de los ayuntamientos y Gobierno del Estado conmemorar el aniversario de la Constitución Mexicana, y en esos actos se dicen las bondades de nuestra Constitución, que nació como resultado de una revolución, con la inclusión de los derechos sociales, ahora también conocidos como los derechos humanos y que un jalisciense Luis Manuel Rojas presidió el Congreso Constituyente de Querétaro e influyó para su adhesión.

Podemos concluir que en su conformación la Constitución Mexicana ha recorrido un largo proceso de cambios con el fin de mantener a México como un país libre y soberano, casi siempre fruto de divisiones y revoluciones, desde la independencia, cuando en 1814, José María Morelos y Pavón proclama el Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana, aunque sin vigencia por el estado de guerra que se vivía.

A partir de este primer intento, aparece en 1822 el Reglamento Provisional Político del Imperio Mexicano, de Agustín de Iturbide; pronto en 1824, se restablece el régimen constitucional con la promulgación de la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos; en 1836 el Congreso aprobó una nueva ley, Bases y Leyes Constitucionales de la República Mexicana.

En 1843, la Junta Nacional Legislativa, elaboró las Bases Orgánicas de la República Mexicana; en 1847, el Congreso aprobó el Acta Constitutiva de Reformas; en 1857, se promulgó la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos; en 1865, se expidió el Estatuto Provisional del Imperio Mexicano y finalmente el 5 de febrero de 1917, se promulgó la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, ahora vigente y centenaria.

Como se observa, la Constitución ha sido producto de una lucha constante de intereses, independentistas, monárquicos, conservadores y liberales que han tratado de adecuarla a la dinámica de la sociedad, si bien después de cien años y más de seiscientos parches lo razonable sería sintetizarla en una nueva que sea breve y substanciosa para que sea doblemente buena.

jjesusvah@hotmail.com

Febrero 11/2017

 

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *