José de Jesús Vázquez Hernández

Parece una ironía, pero es una realidad, el pueblo de México se manifiesta unido y solidario en las adversidades a través de acciones concretas para sobreponerse a las pruebas que la naturaleza se ha encargado de colocar periódicamente en su camino, ya en 1985, la sociedad civil lo demostró a manos llenas y en esta ocasión del 19 de septiembre del año en curso, no ha sido la excepción.

Digo que parece una ironía, porque en estos acontecimientos se han observado actos heroicos de voluntarios y de rescatistas, que unidos a las diferentes autoridades encargadas de organizar estos eventos tan dramáticos ha resaltado el valor que tiene una vida a la que tratan de extraer de los escombros a pesar de las graves dificultades a las que se exponen, sin importar si era o no Frida Sofía.

Si en estos eventos se ven diariamente actos de tanto valor, contrasta la nefasta acción de hechos que contradicen el sentir y el hacer cotidiano de la mayoría de los ciudadanos, al tomar decisiones y llevar a cabo hechos que contradicen los valores expuestos, cuando se violan los derechos humanos y se asesina tan frecuentemente a una gran cantidad de personas.

La auto organización espontánea de la sociedad es una expresión digna de resaltar y de tomar en cuenta de un pueblo que cada vez más se une y lucha por una vida mejor, así como en las grandes tragedias se ha unido para ayudar a sus conciudadanos, ha mostrado una nueva cara al exigir cuentas pendientes y mayor responsabilidad y honestidad a nuestras autoridades.

En los sismos del 7 y 19 de septiembre de este año, ambos de gran intensidad, han ocasionado la pérdida de numerosas vidas e infinidad de daños materiales en fincas y edificios particulares y públicos, como escuelas, iglesias de gran valor, en los diferentes estados como Chiapas, Oaxaca, Puebla, Morelos, Ciudad de México, entre otros más que requieren de innumerables recursos.

Varios de los daños se han ocasionado, según dicen los peritos, por diversas causas, falta de mantenimiento, por el uso inadecuado de materiales, por errores humanos, pero lo más grave por la corrupción existente al no vigilar o exigir que la construcción se realice con las exigencias que implica la norma oficial para estos casos particulares, claro a partir de su implementación.

En esta ocasión de manera insistente se ha venido comentando la exuberante cantidad de recursos que tienen asignados los partidos políticos para las campañas del año 2018 en contraposición con la partida para esta clase de eventos, situación que tiene indignada a la sociedad y ha exigido que sería de mayor utilidad utilizarlos en la reconstrucción en lugar de sus campañas.

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